Las ganas que tenemos de crear, de sentirnos mejor, de manifestar están arraigadas en una raíz: el deseo de compartir. Compatir lo es todo, así intercambiamos lecciones, experiencias, sensaciones, amores, pero estas acciones deben estar cargadas de intención auténtica, deben venir de tu claridad interna y no del dar con agenda o dar para recibir. Este ejercicio te permitirá identificar lo que deseas compartir y lo que puedes aprender de ello, las necesidades que se esconden detrás de lo que ofreces y lo que recibes, y reconocer cómo eres luz en tu vida.
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