Medité por siete días y esto fue lo que pasó
En busca de motivación para hacer cada vez más espacio para la pausa, observarnos, eliminar lo que no necesitamos y hacer ajustes en nuestros pensamientos, les dejo la experiencia de Daniela Cadena, quien hizo el reto de #ReflexionesDeMiMeditación, ajustando su rutina a esta práctica por 7 días consecutivos.
Aquí el detalle de lo que hizo y sintió:
La meditación siempre ha sido considerada una práctica con muchos beneficios. No solo nos ayuda a combatir el estrés, también es buena para la concentración y hasta existe un estudio que certifica que puede ayudar con la depresión. Si meditar es tan positivo para nosotros, ¿por qué no hacerlo?
Bueno, cada uno tendrá sus razones, pero en general no es un hábito que nos enseñan de pequeños y es difícil incorporarlo en nuestra vida ya de adultos. Todos tenemos mil cosas que hacer todos los días, pero buscar un hueco en nuestro horario para meditar, vale la pena. Yo era una de esas personas que juraba que la meditación no era para mí, hasta que un “challenge” sobre meditar por siete días cambió mi perspectiva.
Para que sepan un poquito sobre mí y mi estilo de vida: soy Daniela Cadena, vivo en New York, una ciudad que es caos total las 24 horas del día. Soy freelancer, así que todos mis días son diferentes y no tengo una rutina definida. Por último, desde hace unos años sufro de ansiedad y ataques de pánico; aunque llevo tiempo sin sentirme mal, he tenido etapas horribles y por eso siempre estoy probando cosas que puedan ayudarme a sentirme mejor.
Todos los días, durante mis siete días de meditación, escribí sobre mi experiencia: qué aprendí, cómo me sentí, etc. Aquí les cuento cómo me fue:
Día 1:
Hoy me dediqué a leer sobre todas las aplicaciones que existen para ayudar a meditar. ¡Hay muchísimas!, eso es bueno y malo. Lo bueno es que existen opciones, y si no te gusta una, seguramente encontrarás otra. Lo malo es que hay muchas opciones, y la única manera de saber cuál es mejor para ti es probar varias hasta encontrar lo que estás buscando.
Yo decidí usar una aplicación que se llama 10 Percent Happier. Esta app nació de un libro (con el mismo nombre) escrito por Dan Harris, un presentador de noticias que sufrió un ataque de pánico durante un segmento en vivo, y a consecuencia de eso decidió lidiar con el estrés a través de la meditación. La app ayuda a sus usuarios con guías de meditación, información, y acceso a algunos de los profesores de meditación más importantes del mundo. Antes de cada sesión siempre hay un vídeo corto (menos de dos minutos) explicando algo relacionado con esta práctica. El de hoy explicó algunos de los beneficios de meditar: primero, nos ayuda a concentrarnos en un mundo diseñado para todo lo contrario, y segundo, nos ayuda a controlar nuestros impulsos y a responder en vez de a reaccionar.
Apenas me desperté, me senté en el sofá, me puse mis audífonos y empecé a meditar. La voz de Joseph Goldstein (experto en meditación) me guió durante esos seis minutos. Como era mi primer día me concentré muchísimo en todo lo que me decía, y aunque me distraje varias veces, sentí que me fue mejor de lo que esperaba. El resto del día estuve de buen humor y fui súper productiva. ¿Coincidencia? Tal vez. No creo que por meditar un día mi vida cambie automáticamente. Pero tal vez la meditación sí ayudó un poquito.
Día 2:
Hoy en el video hablaron de lo que significa “mindfulness”. Básicamente es un estado mental en el cual estás consciente y presente en lo que estás haciendo y sintiendo, pero sin sentir agobio. Unos de los objetivos de la meditación es desarrollar tu músculo de mindfulness.
Hoy, después de ver ese vídeo, estaba emocionada por practicar para llegar a ser mindful. Me desperté, esperé un poco hasta que se me quitara el sueño y empecé a meditar. Una vez más, Joseph Goldstein me guió. Al igual que el primer día me concentré muchísimo en mi respiración y en todo lo que estaba sintiendo mi cuerpo. Cada vez que me distraía un pensamiento, lo sacaba de mi mente y volvía a enfocarme en mi respiración.
Ese es un truco que me enseñó mi psicóloga una vez que tuve una mala racha de ataques de pánico. Me dio la tarea de peinarme todos los días por 30 segundos y, durante ese tiempo, no podía pensar en más nada sino en peinarme. Durante ese tiempo todos mis pensamientos tenían que ser sobre esa actividad. Cada vez que sentía que se colaba un pensamiento sobre otra cosa, lo tenía que sacar de mi mente y volverme a concentrar en lo que estaba haciendo. Esta es la técnica que uso cuando siento que se acerca un ataque de pánico, o cuando empiezo a sentirme ansiosa, y de esto va la meditación.
Día 3:
¡Wow! Hoy fue un día difícil. Tenía un proyecto súper importante que terminar y no me sentía productiva o creativa, ya que anoche salí y me tomé unas copas de vino.
Me desperté más tarde de lo normal, con resaca y dolor de cabeza. En vez de meditar para sentirme mejor, salí corriendo como loca a terminar mi proyecto. Sentí que mi cerebro estaba en cámara lenta y fue el día menos productivo de la semana. También me sentí súper desorganizada, tal vez fue el romper con la poca rutina que tengo lo que me hizo sentirme así. Llegué a mi casa tardísimo de un cumpleaños y me puse a meditar a las 11 de la noche. Obviamente no me pude concentrar tanto como los otros días, pero aún así lo intenté. Después de esta experiencia, creo que a mí me va mejor meditar al empezar el día, con o sin resaca.
Día 4:
Hoy hablaron de la importancia de crear tiempo para meditar y así convertirlo en un hábito. Dicen que puedes meditar en cualquier lado: en taxis, en tu oficina, en aviones, etc. Aunque puede ser verdad, siento que al principio es mejor hacerlo en un lugar en el cual te sientas cómoda y segura. Yo pensé en meditar en un Uber ayer en medio de mi locura, pero no podía concentrarme y me sentía como una loca cerrando los ojos en público, así que esperé llegar a mi casa. Otra cosa: no tienes que meditar todos los días a la misma hora. Si tienes un horario impredecible, lo puedes hacer cuando tengas un tiempo. Por último, si no puedes meditar un día, no pasa nada. Simplemente vuelve a comenzar apenas puedas, pero no pienses que el dejar de hacerlo significa que fallaste o que estás perdiendo todo el tiempo que has invertido. Es igual que cuando estás meditando y te distraes, simplemente te vuelves a concentrar y ya.
Hoy mi sesión fue normal, sin ningún tipo de acontecimiento.
Día 5:
Hoy me desperté, me senté en el sofá y estaba tan enfocada en meditar que ni noté que mi esposo me había comprado flores y las había puesto en la mesa. Obviamente después de meditar las vi y le di las gracias.
Lo curioso es que mi concentración no duró y me distraje mucho. Me costó muchísimo terminar la sesión (además, hoy fue un poco más larga) sin pensar en las mil cosas que tenía que hacer. Después de cada distracción recordaba que un “mal día” de meditación es normal y parte del proceso.
Día 6
Hoy antes de meditar aprendí sobre el comportamiento “mindless” o “sin pensar”, y cómo a todos nos ha pasado alguna vez. Un ejemplo de este tipo de comportamiento es cuando empezamos a chequear nuestro mail o a leer un mensaje de texto en medio de una conversación con otra persona. Este tipo de cosas las hacemos “sin pensar” y la meditación es el antídoto para eso. Pensar antes de actuar es otro de los objetivos de esta práctica. Y no, el punto no es volverse un zombie sin sentimientos, pero como dije antes, ayuda a responder en vez de reaccionar.
Tomando todo esto en cuenta, y siendo culpable de hacer cosas “mindless” todo el tiempo, me esforcé por tener una buena sesión. También quería contar que anoche me costó muchísimo quedarme dormida; usualmente cuando me cuesta dormir, mi primer instinto es agarrar mi celular y abrir Instagram. Esto siempre es un GRAN error, ya que termino pegada a mi pantalla por horas en vez de dormir. Esta vez, empecé a usar las cosas que he aprendido durante mi poco tiempo meditando, y juro que en menos de 30 minutos estaba durmiendo profundamente.
Día 7:
Hoy es el último día de mi “challenge” y me siento súper feliz y orgullosa de haber decidido hacer esto por mi bienestar. A pesar de que no todo fue perfecto, seguí meditando hasta llegar a mi meta. Poco a poco voy notando por qué la gente que medita se toma su práctica tan en serio.
Una semana no es una eternidad, y es mentira que en tan poco tiempo vas a notar cambios extremos, pero sí siento que he aprendido mucho y que he llegado a un punto donde me siento cómoda dedicándole así sean cinco minutos todos los días a la meditación.
Me he convertido en una de esas personas que solo tiene buenas cosas que decir sobre la meditación. No se me hace fácil y aún no es mi momento preferido del día, pero he empezado a notar algunos de sus beneficios, en particular el balance que le da a mis días. Yo creo que a todos nos gusta sentir algún nivel de estabilidad, y siento que meditar todas las mañanas me ha ayudado muchísimo con eso.
Sea lo que sea que estás buscando, probarlo por una semana no cuesta nada (solo un poco de tu tiempo). Ojalá se unan al reto y vean que meditar no es tan difícil como parece. Lo difícil es empezar.
Aquí van algunas cosas que aprendí gracias a Joseph Goldstein:
– Empieza con sesiones cortas (menos de 10 minutos) si eres principiante.
– No pienses en que meditar es todo o nada. Es decir, si no puedes meditar todos los días, no importa. Solo vuelve a empezar cuando puedas otra vez sin sentir que has fallado.
– Intenta siempre encontrar un hueco en tu día para meditar, así se convierte en un hábito en vez de una tarea.
– La meditación ayuda a ejercitar tu músculo de “mindfulness”, algo que te ayudará a estar más presente en lo que haces, y a responder en vez de reaccionar en cuanto a tus sentimientos.
– Mientras más empiezas a notar lo positivo de la meditación, se te hará más fácil convertirlo en un hábito. Así que celebra los cambios, grandes o pequeños.
– Según Goldstein, el aburrimiento nace de la falta de atención. ¿Cómo no aburrirnos durante la meditación? Trata de prestar más atención y de estar presente.
– Es normal distraerse y pensar en otras cosas mientras meditas, el truco es volver a concentrarte en lo que estás haciendo.
– No hay manera incorrecta de meditar.
Aquí van unos tips y cosas que aprendí durante esta semana:
– Para los principiantes, meditar con una app es casi indispensable.
– Si eres un persona visual o competitiva, busca una aplicación que te “premie” por meditar o que te muestre tu progreso de manera visual. A mí esto me motivó muchísimo.
– Si te distraes fácilmente, te recomiendo empezar en tu casa o en un lugar en el cual te sientas cómoda.
– Si estás usando tu celular para meditar, asegúrate de apagar cualquier alarma que tengas y de ponerlo en modo avión. De esa manera si alguien te llama, evitas que interrumpan tu sesión.
– Sentarse en silencio no es para todos, si prefieres tener algún tipo de música mientras meditas, hay muchas apps que cuentan con este servicio.
– Hay varios lugares que ofrecen guías de meditación en persona. Si crees que no tienes la disciplina para empezar sola en tu casa, intenta eso.
Recomendaciones de apps para meditar:
Disponible para Apple y Android.
Precio: gratis con opción de pagar por upgrades.
Una de las apps más populares para meditar. Buena para principiantes o expertos. Además de guiarte en esta práctica, también tiene música especial para aquellos que les cuesta dormir.
Disponible para Apple y Android.
Precio: gratis con opción de pagar por upgrades.
Esta app se ha ganado varios premios. Tiene ejercicios para ayudar a calmarte, técnicas de respiración y hasta una sección para niños.
Disponible para Apple y Android.
Precio: gratis con opción de pagar por upgrades.
El catálogo de Insight Timer es inmenso ya que agregan más de 10 meditaciones al día, algunas de ellas en español. También tienen un foro en el cual puedes hacer preguntas o conversar con otros usuarios.
Ten Percent Happier Meditation
Disponible para Apple y Android.
Precio: gratis con opción de pagar por upgrades.
Tienen una sección especial para los principiantes y, como les conté, antes de cada sesión tienen un video explicando cosas sobre la meditación.
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