Como escorpiana de Sol y ascendente que soy -sé lo que pensaste cuando leíste esto- las relaciones convencionales no son precisamente mi fuerte, siempre creí que las personas con las que me sentía cómoda eran aquellas que me quemaban de cierta manera, esas que sentía eran mi espejo porque querían crear (hacer un mundo y en el camino hacer todo perfecto y en control). Con esto, imaginarán todas las decepciones que me llevé en la vida, porque al final, desde mi cabeza -que es mi mundo-, pocos o casi nadie tenía eso y, a mis ojos, la gente vivía por vivir sin mucho más, y claro que eso no tenía el más mínimo ¨sano sentido¨.
Por eso hace un par de años, cuando ya estaba harta de vivir lo mismo una y otra vez, inicié un proceso que consistía en una especie de detox de mis creencias limitantes. La vida me puso en un lugar que era perfecto para esa intención, recién comenzaba en un nuevo trabajo y TODO(S) eran justo lo que evitaba, un lugar donde más allá de la perfección -que tiene más que ver con ese patrón que tenía mentalmente-, no estaba presente al menos como prioridad el control. No mentiré, por dentro grité, pero me dije: es ahora o nunca… Y fue. Amén por eso.
De ese período sólo recuerdo cosas buenas, conocí personas/personalidades geniales, puntos de vista y formas de trabajar que lejos de su “perfección” me encantaron, TODO me dio espacio para aceptar contrastes, disfrutarlos, abrir el corazón y aceptar recibir con el menor temor posible… Así pues, esto me prepararía para lo que venía más adelante.
Cuando me mudé de Caracas a CDMX para iniciar lo que sería un nuevo ciclo en mi vida, estrené una libreta que estaría dedicada a mis anotaciones en esta fase, quería que todo lo nuevo tuviera su espacio especial, uno que fuese la esencia que por un año, desde 2016 hasta ese momento de agosto de 2017, había trabajado -muy duro- en descubrir, fortalecer y por encima de todo hacer que fuese mi realidad, que no es otra cosa que la paz integral: mente y cuerpo. Pensé que mi determinación sería lo justo para continuar, pero no, ahora es que venían las lecciones, empezamos por una inesperada: no pude escribir más, no hubo accidente, solo un vacío que más allá de musa fue un momento en el que me dije: no es tiempo para hablar, escucha lo que todo esto tiene que decirte…, y por ahí ando.
Moverme de un espacio no sólo físico sino mental -porque eso es emigrar realmente- ha implicado pasar por un período en el que me desmitifiqué, y esto ha sido más fuerte de lo que mi personalidad calculaba. Sí, esto me llevó a realizar un detox de mis creencias limitantes y dejar de sacar mis proyecciones de lo que venía, ahora me tocaba ir más allá de llevar a la acción la intención de años atrás: de romper o cambiar creencias, esto era y sigue siendo re-conocerme, y no sólo para este lugar sino para cualquier al que finalmente esté destinada.
En el orden de la sinceridad total que me caracteriza muchas veces he sentido que voy hacia atrás, cuando ante la incomodidad y el descontrol de esta realidad me cierro y desconfío otra vez de todo, es ahí donde me digo: RECUERDA que esto de abrirse es un día a la vez, y siempre será un esfuerzo; porque sí, en 21 días estableces un hábito -que en este caso es la tarea diaria por estar bien-, pero lo fuerte es que nuestros pensamientos respondan a nuestros actos y corazones. Parece que hablo al revés, pero no, al principio me repetía que antes lo había logrado, que se podía, con lo días supe que no importa cuánto me repita que una día hice esto o aquello, ya no seré más aquella persona, pero si rescato algo de aquellos días sería esa convicción y determinación.
No es una tarea fácil reiniciarse y hacer planes para esta nueva vida, es tomar lo aprendido antes, tocar las relaciones que labraste y abrirte a nuevas para materializar. Desde finales del año pasado estoy marcando los pasos hacia lo que necesito primordialmente para mi estabilidad, aún hay cosas por ver, pero con la paciencia como aliada -que valga lo aprendido de todos estos años- y el trabajo duro, pequeñas cosas empiezan a manifestarse como señales de los primeros frutos, esto aún no acaba, disfruto cada día que doy un paso hacia mí, este avance ya no es más desde esas creencias que podrían causarme incomodidad y dolor, sino desde el amor, como un motor no solo más sano, sino entretenido frente a lo que en definitiva no sabemos que esté por venir colado entre nuestros sueños.
Colaboradora: Stepfanie Orozco, Directora de Marketing Digital de Mood Agency. Conoce más sobre ella en su cuenta de instagram @yosoystepf