¿Qué es lo único que ha estado constantemente con nosotros durante toda nuestra vida? ¿Qué ha sido eso que hemos tenido en todas las situaciones, edades y circunstancias? No han sido nuestros pensamientos porque pensamos cosas distintas en todo momento. No han sido nuestros sentimientos porque hay momentos en los que nos sentimos felices y otros tristes. Lo que siempre ha estado allí, somos nosotros mismos. Nosotros somos la consciencia que observa el pasar de las situaciones, edades, circunstancias, pensamientos y sentimientos.
Muchas personas asocian su identidad a lo que piensan y sienten en un momento determinado y cuando esa línea de pensamiento o sentimiento termina y cambia, como siempre pasa, se encuentran perdidos y en un gran desconcierto. Asociar nuestra existencia a cosas cambiantes nos desconecta de lo que verdaderamente somos.
Existen muchas herramientas para crear conexiones dentro de nosotros que nos ayuden a vivir desde nuestro verdadero Yo, nuestra consciencia. Vivir desde este lugar de presencia nos trae beneficios como armonía interna, observar con una perspectiva cambiante, sanar nuestros miedos a través del entendimiento consciente de sus causas, explorar nuestras virtudes, conectar con nuestro cuerpo entre muchos otros beneficios.
Una técnica en particular, la meditación, se convierte en uno de los canales para lograr una conexión verdadera que nos mueva en la dirección de la armonía interna. La meditación fue creada como una herramienta de observación que nos ayuda a construir espacio dentro de nosotros para poder observar con mayor perspectiva y claridad todo lo pasajero. Nos ayuda a observar nuestro subconsciente y patrones de comportamiento que queremos cambiar. Crea un espacio para ver los pensamientos que nos decimos a nosotros mismos y los sentimientos que tenemos. Al hacer esto, nos ayuda a conectar con nuestra propia humanidad y sentir con alegría en vez de miedo.
Dentro de la meditación existen diversas técnicas que ayudan a crear ese espacio de armonía interior. Todas las técnicas llevan al mismo lugar, es cuestión de explorar lo que funciona mejor para nosotros. En todos los tipos de meditación la relajación es un producto de su práctica, ya que al conectar con nosotros mismos el cuerpo cede a las tensiones que hay y se relaja como consecuencia.
Varios ejemplos muy comunes de meditación son:
- La meditación con mantras, que a través de la verbalización de palabras y sus vibraciones en Sánscrito, hace que el cuerpo y la mente entran entren un espacio de armonía interna que nos llena de regocijo y de amor. Esto crea una gran conexión dentro de nosotros y nos ayuda a apreciarnos más, nos da confianza para indagar en nuestros procesos con mayor profundidad y luego observar y aceptar lo que queremos cambiar con amor, y así crecer.
- La meditación activa o Asana yoga, comúnmente conocida como «Yoga», nos ayuda a crear conexión con nuestro cuerpo mediante el sentir una vez que realizamos el Asana (postura) y observamos los pensamientos y sensaciones que vienen a nuestra mente. Es clave prestar atención a lo que nos llega durante estos momentos, ya que este tipo de «pensamiento» revela lo que está encerrado en esa parte de nuestro cuerpo emocional.
- Por último, la meditación donde a nivel personal he desarrollado mayormente mi práctica ha sido la meditación Vipassana, nombre que significa «observar la verdadera naturaleza de las cosas», y en español significa «ver las cosas como son».
¿Por qué el énfasis en ver la «verdadera» naturaleza de las cosas? Porque esta técnica está diseñada para enseñarnos a observar. Observar significa «ver» (sentir) sin juzgar, con aceptación y amor. Ver que te gusta esta persona y punto, que no te sienta bien esta situación con tu mejor amiga a pesar de que la amas enormemente, que sí quieres realizar este u otro cambio, pero que te da miedo.
La observación propia mediante la meditación Vipassana nos ayuda a tener perspectiva de todo lo que sucede dentro de nosotros con ecuanimidad (imparcialidad). La técnica fue específicamente diseñada para la introspección como elemento principal.
En Vipassana se usa un objeto de enfoque para la mente. Nuestra mente está hecha para pensar, el cerebro como órgano tiene la función de pensar tanto como el estómago tiene la función de digerir la comida. Para poder ir teniendo espacio e ir revelando nuestra consciencia, a la mente se le da un objeto de enfoque para centrar allí su atención. Usualmente se elige la respiración porque es algo que no cuesta nada, es automático y está con nosotros en todo momento.
Al enfocarnos en la respiración, vamos observando los pensamientos y sensaciones que van surgiendo dentro de nosotros y cada vez que nuestra atención se disipa de la respiración y lo notamos, volvemos a centrarnos en la respiración.
Con el tiempo, vemos que los pensamientos y sensaciones empiezan a tener menos influencia en nuestra atención y podemos tener perspectiva de ellos; y con mayor perspectiva, podemos indagar con gran profundidad.
Una vez que podemos concentrarnos en la respiración procedemos a «escanear» nuestro cuerpo, parte por parte, y observar lo que nuestra atención revela de su contenido en ellas. Por ejemplo, si estamos observando nuestra columna y vienen sentimientos de inseguridad sobre nosotros mismos, podemos ir soltándolos mediante la aceptación total de ese contenido. Luego de aceptar con ecuanimidad y amor, podemos busca el porqué de ese sentimiento observando la misma zona donde se produjo ese mensaje.
Es importante recordar que la paciencia con nosotros mismos para ir trabajando la atención y enfoque son clave en todo tipo de trabajo personal. Muchas personas dejan de meditar luego de unos días o meses «porque no se pueden concentrar», pero se olvidan que han pasado toda una vida sin prestarle 100% atención a su mente o cuerpo. Los hábitos toman tiempo para establecerse, es maravilloso lo que sucede una vez meditamos con regularidad.
Practicar meditación, cualquiera que sea, es estar en el laboratorio donde entrenamos en completo silencio la técnica de observarnos. La otra parte del trabajo está en aplicar a nuestro día a día lo que vamos aprendiendo de nosotros mismos en meditación.
La integración del conocimiento es lo que hace que nuestra vida mejore verdaderamente y que todo lo que hacemos en el laboratorio de la meditación tenga verdadero valor.
Espero que con amor y paciencia estén determinados a cambiar su vida. Por muy difícil que parezca el reto, todo lo que haya sido puesto en su camino está allí para que descubran su propia divinidad y vivan la vida que siempre han deseado.
Colaborador: Luis Arreaza, Explorador Espiritual que busca inspirarnos en el camino del autoconocimiento