Las conexiones entre mujeres constituyen la fuerza más problemática y potencialmente transformadora del planeta” -Adrianne Rich
En nuestra manera de relacionarnos con otros, siempre podemos contar con un factor sumamente importante que vendrá a determinar la autenticidad de dichas interacciones, se trata de la honestidad interna, sin ella, es imposible que seamos honestos con otros y al final solo terminaríamos atrayendo el tipo de relación que no nos nutre para nada.
Aunque a nivel psicológico la raíz de esto es la falta de confianza en nosotros mismos desde la infancia, ahora que estamos grandes y somos capaces de aceptarnos y trabajar en torno a nuestras trabas nos vemos ante la posibilidad de desarrollar un vínculo más fuerte con nosotras mismas, cumplir lo que nos prometemos, empezar a confiar en uno y no solo eso, a confiar en los demás. Para lograrlo, la mejor alternativa es comenzar a rodearnos de personas con las que podamos crear una sensación de colectividad.
Desde mi experiencia, les comento que hasta ahora muy pocas cosas pueden superar ese vínculo que he creado con mi círculo de amigas. Es el saber que no importa lo que pase, de alguna manera u otra siempre estaremos allí para las demás, cumpliendo con lo que dijimos que íbamos a aportar. Nuestra capacidad para conectarnos con otras mujeres nos ayuda a fortalecernos y nos alivia la ansiedad.
Tener ese tipo de interacción te ayudará a sentir que alguien te escucha y a alejarte de esa sensación de aislamiento total, nos genera una energía reconfortante, nos suaviza y, de pronto, los problemas que se veían gigantes se hacen más simples y lo más importante, es que aprendemos a aceptar nuestras emociones en vez de controlarlas. Esto sin contar que hablar de nuestra experiencia, mejor dicho de nuestra perspectiva nos ayuda a corregirla si estamos viendo la vida o una situación desde una herida infantil.
Para sanar nuestra relación con el resto de las mujeres es esencial trabajar la relación que tenemos con nosotras mismas, identificar nuestras inseguridades y ser honestas al respecto, cuestionarnos sobre la raíz del problema. Esto es algo que definitivamente valdrá la pena intentar, porque chicas, no existe un vínculo más hermoso que el que podemos llegar a crear con nuestros pares, dejar a un lado la competencia insana de vernos mejor que María u obtener una mejor promoción que Sofía.
Nuestras amigas, hermanas o personas cercanas pueden hacer críticas constructivas que cambien nuestra manera de pensar y empezamos a sanar. Si dejamos una idea sola en nuestra cabeza le vamos dando vueltas hasta fortalecerla y convertirla en una verdad…Después es dificilísimo sacarla de allí por lo que termina convirtiéndose en un patrón de conducta.
Otro asuntito que curamos con estas reuniones entre mujeres es la sensación de que no tenemos valor. El amor entre nosotras nos hace la plataforma a convertirnos en nuestras madres, en cuidarnos mejor, es increíble cómo el sentimiento de comunidad puede tener un efecto tan positivo en nuestras psique.
Tomemos el quote del principio como algo más que una simple sugerencia y miremos a nuestro alrededor, especialmente hoy, día internacional de la mujer, fijémonos en el alcance masivo que han tenido eventos recientes como La marcha de las mujeres del pasado 21 de enero, el nacimiento de “Ni una menos” en nuestro propio continente, juntas sumamos muchísimo más de lo que podemos imaginarnos. Vivimos en tiempos muy retadores y, para superarlos, ya no se trata del cambio que queremos para nosotras mismas sino del cambio que podemos generar en el mundo.
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