Una decisión no es una verdadera si no tomas acción en el momento que decides cambiar algo, pues es lo que afirma la intención. Buenas intenciones no son suficiente , hay que demostrar voluntad y cuando realmente decides cambiar, el cambio se manifiesta de adentro hacia afuera.
Explico de manera simple : no es que “el lunes empiezas la dieta”, es que en el momento que te das cuenta que ya estás comiendo muy mal, te ves con 3er helado en la mano y paras de una, no lo dejas ni TE dejas para después porque ya te lo has dicho tanto… Si bien está claro que no siempre puedes decidir renunciar y dejar el trabajo ese mismo día, en el momento que estás segura -después de tantas vueltas- que tienes la intención de cambio, sí debes hacer algo por pequeño que sea, una acción que saque esa intención de tu cabeza y que empiece a afirmar lo que ya necesitas y deseas.
Esto no sólo es cuestión de energías, es que en verdad hay un cambio en tu proceso de entendimiento y asociación de ideas/acciones y que cambia cómo te sientes y como te ves a ti misma. Incluso fisiológicamente hay un cambio cuando decides hacer algo por ti, cambiando como te sientes (que tal relajado/estresado) y eso cambia tu actitud. Lo que hacemos sí cambia cómo nos sentimos porque cómo procesamos las cosas hace que nuestro cuerpo libere sustancias de acuerdo al caso, y hacer algo para cambiar lo que nos tiene presos, limitados, estancados produce un impulso, después un rush y últimamente relajación que también añade claridad, una que no puedes sentir si una vez más lo piensas (en aquello que quieres cambiar) y no haces nada al respecto.
Claro -y aclaro- me refiero a situaciones que ya has analizado, algo que te has prometido mil veces y nunca tienes la valentía de hacer, sobre una situación que ya no tiene razón de ser; ya que actuar en cambiar en algo sin pensar puede crear una situación reactiva, que en vez de solucionar, lo hace más difícil.