Hoy en día es tan común no poder concentrarnos en una sola tarea, y gran parte del problema es que vivimos en una era mediática en la que casi todo demanda nuestra atención inmediata, ésto, en combinación con la glamorización de la idea de “estar siempre ocupada” nos han hecho una mala jugada en la que somos incapaces de tomar control de nuestro tiempo y aprovecharlo de una manera efectiva. La procrastinación es un problema que nos afecta a todos, no, no eres tú sola sentada en la computadora batallando para terminar un trabajo antes del deadline, estos son casos que van desde las tareas más ligeras hasta “oh por Dios, tengo que entregar mi tesis en una semana y no he hecho nada” pero, por qué no nos presentamos en un cien por ciento, por qué nos cuesta tanto romper este patrón.
Si tu tendencia es dejar las cosas para después, esperar hasta el último minuto para ponerte a trabajar y completar una tarea, presta atención a esta mini guía que he armado para romper con la procrastinación, manejar el tiempo y enfocarte, porque créeme, tu relación con el trabajo puede cambiar y aplicando estas pequeñas medidas, puedes empezar a liberarte de la ansiedad, la culpa y el temor. Aquí vamos.
- Hazte consciente de que tienes un problema: esto podrá sonar trillado y todo, pero es la verdad y no hay cómo suavizarla, el primer paso para empezar a hacer algo es reconocer esos patrones, pero no para sentirte culpable o martirizarte, se trata de reconocer nuestra naturaleza, la parte instintiva de nuestro cerebro siempre está buscando gratificación instantánea y adivinen qué, nunca va a dejar de hacerlo, pero se puede hacer algo al respecto y es, que tu cerebro se puede entrenar para hacer las tareas difíciles, toma práctica pero es cuestión de compromiso. Identifica esos pequeños hábitos que tienes al momento de trabajar, estoy segura que revisar el teléfono constantemente encabeza la lista de muchas, también está revisar las redes sociales, ver temporadas completas en Netflix, entre muchísimas otras excusas que existen para “dejarlo para más tarde”.
- Límpiate de las tentaciones/distracciones: seguro has escuchado el concepto de “sana restricción sana” y esto es parte, se trata de ir entrenando poco a poco ese músculo de la constancia, fíjate pequeñas metas como “no voy a revisar el teléfono en los próximos 20 minutos para para completar esta tarea”, o si salgo al supermercado a hacer una compra rápida no tengo por qué llevar el celular conmigo, ésta es la manera de empezar un hábito, además de traernos al presente, porque hay mucho sucediendo alrededor de nosotras y a veces no somos capaces de verlo, primero por estar distraídas frente a una pantalla y segundo, por estar demasiado ocupadas terminando cosas que debimos haber terminado hace tiempo.
- Divide el trabajo en pequeñas porciones que lo hagan más digerible. Imagina que has logrado el proyecto de tus sueños, o que vendiste una idea increíble a un cliente y ahora que estás de cara a la cantidad de trabajo que implica, quedas paralizada. La mejor manera de abordar una tarea grande, es dividiéndola en pequeñas tareas que puedas completar poco a poco y brindarte la satisfacción que necesitas para continuar. Organízalas acorde a tus preferencias, o qué te parece empezar con las más difíciles para luego entrar en las que más te gustan.
- Prémiate tras completar un trabajo. Si estás familiarizada con el modus operandi de la procrastinación, seguro has sentido que las distintas formas de gratificación instantánea vienen siempre acompañadas de un gran sentimiento de culpa y con muy poco mérito de lo que recibes. Acá lo trabajamos a la inversa, crea un sistema de recompensa para cada hábito. Si pasaste una hora trabajando sin distracción, toma 15 minutos de premio para revisar todo lo que ha pasado en las redes o regálate tu canción favorita. Tú sabrás cómo valorar tu esfuerzo tanto para completar las tareas como para cumplir contigo.
Hay veces que sentimos que deberíamos estar en otro lugar o, incluso, tenemos miedo de completar un trabajo porque de alguna forma sentimos que no nos merecemos lo que estamos viviendo, pero hay maneras de convertir el trabajo en amor, de traernos al presente y de hecho disfrutar lo que estamos haciendo, empieza a conectar con tu diálogo interno y asumir el control, porque una vez que nos entregamos a nuestra consciencia, estamos dispuestos a prestar atención a lo que tenemos por delante. Vamos a llevar esta tema a consciencia con esta clase: la luz acorta el tiempo.