Nuestra vida es una relación
Tengo días hablando de los contratos kármicos, las lecciones que vinimos a atravesar para evolucionar.
Visto desde varios puntos de vista -espiritual, según la Kabbalah, astrología y hasta psicología-, las asignaturas divinas, las situaciones que te llevan a los aprendizajes más importantes son las relaciones.
Piénsalo: desde que naciste estás en una relación con alguien. De hecho, las relaciones primarias marcan el plano (template) para las que tenemos ya de adultos. Todo lo hacemos en relación y, aunque sé que dirás que hay cosas que haces a solas, que hay crecimiento que haces por tu cuenta, estas acciones de una manera u otra influyen en tus relaciones y la calidad de tu vida depende de la calidad de éstas, sean de naturaleza familiar, de amistad, románticas o profesionales.
Es a través de las relaciones que aprendemos a vernos mejor. Cuando aprendes a observar entiendes por qué escoges cierto tipo de personas, por qué proyectas en ese alguien lo que no habías querido reconocer y así.
Y en este último párrafo he dicho algo clave: “cuando aprendes a observar”.
Cuando no asumes responsabilidad este trabajo queda en “no sé por qué atraigo cierto tipo de persona”, o “no sé qué lección trae esta relación para mí”.
Requiere trabajo de consciencia, observación, desapegada de juicio, reflexión y práctica. Requiere ver lo que ES y no lo que quieres ver. Requiere guía. Si te animas toma la clase “Lecciones de Quirón: las expectativas que te desconectan de la realidad”, para descifrar esos contratos kármicos. Ideal para aprovechar la energía de la luna llena en Tauro.