Hablemos algo que ya hemos hablando antes: el techo de vidrio. Todos tenemos un techo y lo podemos pasar, la altura de cada techo, la ponemos nosotros, en función de qué tan capaces nos sentimos de llegar a esa meta. No lo pongamos bajo, que sea alto, alto, alto ese techo, entre más alto, más nos desafiamos y más nos sorprendemos de lo que podemos lograr. Mira alto siempre:
Coaching: Límites autoimpuestos y cómo superarlos
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