No hay momento en que el ser humano no quiera cambiar
Con esto no quiero decir que no hay momentos de plenitud, porque sí los hay, pero —de manera general— siempre queremos hacer algo mejor; queremos estar mejor, ¿por qué? Porque, como seres humanos, estamos programados para trascender, nuestra naturaleza es evolucionar, es estar en constante cambio. Ahora bien, todo el mundo quiere el cambio, sea personal o de “que algo/alguien cambie”, pero nadie quiere darse la tarea o los sacrificios, las responsabilidades y decisiones que viene con ese proceso o que amerita ese cambio. Hay que verlo de esta manera, en verdad, el cambio no es una meta, es lo que sucede mientras trabajas por ella. El cambio es una puerta que se abre desde adentro de cada un@ de nosotr@s y en ese proceso transforma todo lo que está afuera, pero para poder lograrlo es necesario dejar las excusas.
Entonces, ¿qué es el cambio?
Es la decisión de actuar diferente (estando consciente y presente) ante un estímulo que te hace reaccionar. El cambio sucede cuando tú —ante algo que siempre te hace actuar de X manera— decides que, como sabes qué es lo que pasa cuando actúas así, no vas a seguir saboteándote más. Por ejemplo: sabes que el queso te cae mal, pero lo comes de todas maneras; puede que “te encante el queso”, pero ante la tentación (ay quesito, tentación) decides que mejor no, porque sabes que no te cae bien. Este es un ejemplo con humor y burdo, para que tengas una idea. Tú sabes que te hace mal, entonces “ya no más”, no quieres estar hinchada, no te gusta el malestar que te genera, ya lo sabes. Recuerda: una vez consciente no puedes ser indiferente. ¡Es hora de cambiar!
Pero, ¿cómo se inicia el cambio?
¡Haciéndote consciente y tomando una decisión! Si leen el párrafo anterior verán esa palabra varias veces, porque no hay nada más determinante que nuestro poder de decidir y gozar de la libertad que tenemos de hacer cambios. Nadie te está obligando a no hacerlos, sino tú y tus excusas. ¿Por qué no hacer uso de tu libre albedrío para mejorar?
Sé que no es una decisión y ya, sé que no es dejar a Juan o el queso en un día. Es un proceso, y como todo proceso viene con caídas, pero con cada caída te levantarás más consciente, porque ya has decidido no mentirte más. Es por eso que aunque el proceso sea largo y no sea lineal, no depende de nadie más que de ti y, si sientes que no puedes hacerlo sola, pide ayuda, porque herramientas, terapeutas, buen@s amig@s, ¡SIEMPRE HAY! Solo tienes que decidir por ti mism@ no seguir dándole continuidad a eso que te hace mal.