Astrología en vida real: me mudé de ciudad para emprender
Toda mi vida, desde que tengo uso de razón, ha sido fríamente calculada. Todas las decisiones que he tomado tienen un porqué, cuándo y cómo. Al mismo tiempo, siempre me he considerado una persona con grandes ideas y una imaginación que no tiene límites, pero no tenía el coraje de hacer algo al respecto. No soy aventurera por naturaleza, y por eso nunca me atrevía a arriesgar mi comodidad por una simple idea que no tenía garantía.
Mi primer trabajo fue a los 16 años y desde ese entonces estoy acostumbrada a recibir un pago y a sentir seguridad financiera. Siempre supe que trabajar en algo que no era mi propio proyecto no era lo que quería, por eso en el 2016 creé una compañía de productos hechos con aceites esenciales e ingredientes naturales llamada Alma Aromatherapy. Las cosas iban bien, pero no suficientemente bien para dejar mi trabajo de tiempo completo y pagar mis gastos más los gastos de la compañía; solo de pensar que tenía que renunciar a mi trabajo para enfocarme en este proyecto me paralizaba. Eventualmente me di cuenta que Alma no era un hobby, que no era un proyecto que quería dejar a medias. Esta es mi pasión, y después de un año y medio trabajando y tratando de levantar mi negocio al mismo tiempo me di cuenta de que era hora de dar el gran paso. Pero como buena escorpiana, ese paso fue calculado.
El gran paso para mí fue mudarme a Nueva York por un tiempo. Al principio no tenía un plan, solo sabía que necesitaba aprender, inspirarme, un cambio de ambiente. Por mucho tiempo no sabía lo que iba a hacer, y obviamente todo el mundo que se enteraba de mis planes me preguntaba ¿y qué vas a hacer? El no saber me daba ansiedad, pero tranquilidad al mismo tiempo porque mi intuición me decía que algo iba a pasar. Encontré un instituto de aromaterapia y distintos cursos de temas relacionados, pude ver productos de otras marcas parecidas que ya están establecidas para poder comparar, conocí a muchas personas haciendo productos similares y pasando por situaciones no muy distintas a la mía. Hay muchas marcas que admiro y siento que están haciendo un trabajo excelente y, al conocer a la persona detrás de algunas de ellas, me di cuenta que tenemos más en común de lo que pensé. Todos tenemos inseguridades, todos nos preocupamos por finanzas (algunos más que otros), a veces no sabemos cómo tomar el próximo paso y todos tenemos miedo a tomar el riesgo, pero lo que nos hace continuar es la pasión que no nos deja descansar hasta que tengamos algo listo.
Cinco meses antes de irme a Nueva York tomé la decisión de mudarme a casa de mis papás para ahorrar dinero. Estaba acostumbrada a vivir sola, en mi apartamento en Miami Beach y volví a casa de mis padres a los 28 años de edad. Necesitaba dinero rápido, así que empecé a trabajar en un bar a pesar de que no sabía absolutamente nada de alcohol. En ese mismo lugar conocí a mi novio actual y no podía creer que justo había llegado a mi vida después de haber tomado la decisión de irme. Por suerte, dos meses en Nueva York no afectó nuestra relación y recibí mucho apoyo de su parte.
Muchas veces me pregunté si valía la pena dejar mi apartamento en la playa, un trabajo que no me encantaba, pero en el que ganaba relativamente bien, el novio perfecto que tanto anhelaba y una vida cómoda por lo desconocido. Pero cada vez que me arrepentía o pensaba que no tenía sentido venía mi voz interna a gritarme que tenía que hacerlo. Ahora no me arrepiento de absolutamente nada y sigo aprendiendo a navegar lo incógnito.
Me mudé de ciudad para emprender…
Colaboradora: Vicky Serra.
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