Entre más auténtico eres, más sabes lo que quieres y te envuelves con personas y experiencias que te dan más de eso que alimenta tu fuego. Después de iniciar el camino de la introspección (que obviamente para eso estás aquí), te vas conociendo cada día más y el móvil de cómo expresar tu genialidad en el mundo se hace claro.
Entre más clara es la comunicación contigo, más clara será la visión. Por eso insisto tanto en que te preguntes con pasión: ¿qué quiero manifestar?
Antes de encender el amor y la inspiración con otro ser humano, primero los debes encender en TI, es allí que empezarás a ver resultados, no solo atrayendo amor sino conexiones con muchas personas, entusiasmo por el trabajo y mucha buena vibra para empujarte.
Saber cuál es tu misión es más importante que tener metas o planes a largo plazo. Para eso debes indagar, sigue estos pasos:
Conoce tus excusas
Reconoce todo aquello que pones como una barrera para tener más intimidad contigo mismo. ¿Puedes creer que hay mucho que te escondes de ti mismo o que no quieres enfrentar? Hay mucho que stalkear… ¡en ti! Sí, te escondes cosas todo el tiempo para evitar dolor, y al no lidiar con algunas situaciones se repiten y te estancas. Es como la curita que no terminas de arrancar.
Todos tenemos hábitos y compulsiones que están en piloto automático, que la sociedad, la familia o el entorno practican de cierta manera que nos parece “normal”, pero si hay algo en tu vida que comienza a frustrarte, debes pasarlo por revisión porque evidentemente está desactualizado. Estas no son acciones conscientes y deliberadas, te hablo de algo que no te hace sentir libre internamente sino encarcelado en algo que no reconoces. Una vez que observes objetivamente esas ideas o creencias, irás evolucionando.
No se vale transitar el camino del auto-conocimiento, ver tus hábitos y juzgarte hasta sentirte tan mal que refuerces la resistencia al cambio. Te pongo dos ejemplos comunes:
1. Las actitudes compulsivas que van en búsqueda de validación y reconocimiento externo: todos queremos pertenecer, y en la búsqueda por ello hacemos cosas que no son auténticas. Esto va más allá de “encajar”. Es obvio que como seres humanos nos necesitamos unos a otros, pero si estás solo pendiente de “cómo encajo afuera” jamás encajarás adentro y ellos, los que te rodean, no resuenan como tú.
¿Cómo se crean verdaderas conexiones? ¿Cómo te sientes totalmente cómodo contigo editando el paso de la moda? Tú podrías estar creando cosas increíbles, pero pasas más tiempo pensando cómo será visto que cómo te sentirás cuando lo hagas. En este caso la aprobación de otros se ha hecho más importante que la aprobación propia.
2. El mito de “Cuando tenga X” o “Cuando llegue a X” al fin seré feliz: esta es otra de las excusas más comunes que nos decimos para no estar presentes. La vida empieza cuando me vaya a ESA ciudad o cuando gane XXX cantidad de dinero. Esto hace que el tiempo se nos pase y jamás nos sintamos satisfechos. La creatividad solo pasa en el presente y si no estás aquí, ¿dónde está el inicio de algo maravilloso? Este tipo de pensamientos te lleva a decirte inconscientemente: “soy inadecuado”, “no soy suficiente”.
Hay formas de transformar tus excusas en incentivos
Cuando inicias la búsqueda de respuestas en ti, con cualquier herramienta, comienzas a cuestionarte y allí tienes que detenerte un momento para no tomar lo que descubres y usarlo en tu contra. Más bien, debes ver esa información como lo que te permitirá cambiar.
Si te das cuenta de que quieres cambiar, evolucionar mental, emocional y espiritualmente, tienes que aceptar donde estás, tienes que traerte al presente y hacer un inventario de la distancia que hay entre donde estás hoy y donde quieres estar, solo así podrás iniciar pequeños cambios. En este estado te puedes sentir muy vulnerable, cuestionando todo lo que haces, y acá es donde no puedes dar atención a lo que dicen los demás ni a los pensamientos que te gritan “no puedes hacerlo”. Entre más cerca estamos de despertar, más alto grita el ego porque sabe que está desapareciendo.
Observa, no te precipites a la acción, no necesitas ser alguien que en realidad no eres, te necesitas justo donde estás ahora. Si te observas sin juzgar verás que muchas de las cualidades que quieres desarrollar ya están presentes en ti. Toma como evidencia tus hábitos y estúdialos para mejorarlos, esto es cambiar el filtro con el que ves las cosas.
Si lo que haces viene de una creencia, y cada creencia es un pensamiento que se repite, puedes crear nuevas creencias pensando diferente. Si estás “instalando” una nueva idea mientras mueves tu cuerpo, la emoción será más intensa y te excitarás más con el cambio.
Una clave más
Ten metas de comportamiento realistas, esta es la razón por la que a veces ciertas resoluciones no se cumplen: altas expectativas y poca intención. Siempre debes soñar en grande, pero tu apetito por lograr esas metas debe crecer acorde, eso es balance y es lo que manifiesta. Es hermoso tener grandes aspiraciones, pero sin acción es una alucinación. ¿Estás esperando despertar un día y ver una señal que te diga que hay que tomar acción? Ese día siempre es hoy.
La vida se construye en la práctica diaria, en desarrollar el músculo de la acción constante que demuestra que te quieres y que no te dejas para después. ¿Qué puedes hacer a diario que te acerque a lo que quieres?, ¿qué pasaría si dejas de ver eso como una meta a alcanzar y lo tomas más como algo en lo que te quieres convertir o algo que quieres revelar de ti? Eso sería tener autoridad sobre ti mismo, criarte de nuevo, sin conceptualización.
Llévalo a la práctica
De las cosas que llevas a cabo: ¿cuáles TIENES que hacer y cuáles QUIERES hacer?
¿Qué tal diseñar la semana que viene con este formato?
Haz una lista de cuatro emociones que quieres sentir cada día y busca la manera de experimentarlas. Por ejemplo: en un día puedes querer sentir conexión, pasión y abundancia y eso te llamaría a tomar acciones que reflejen que te atiendes antes de atender a los demás, que no te vas a preocupar tanto por tachar cosas de las cosas que tenías que hacer sino de cómo te quieres sentir mientras cumples tus tareas. Tus emociones estarán más atentidas y mañana te despertarás con ganas.
Esto no quiere decir que debes dejar de cumplir con tus responsabilidades, sino hacer espacio en tu vida para ti. Esto se trata de que estés presente y seas el protagonista de lo que quieres vivir, de que no dejes que la vida te pase en piloto automático, de que vivas para ti y que desde allí puedas dar más. Siempre recuerda que somos producto de la civilización. Si despertamos hoy vamos a darle a los que vienen una herencia civil y humana lugar un donde se sentirán más presentes, creadores y libres.