Con Luna nueva… El mejor regalo es poder ver y es más importante de lo que crees, de lo que parece.
Una luna llena es como llegar a la cima de una montaña, terminar un curso importante. Es momento de soltar carga emocional y psíquica. Por eso los días antes tu cuerpo se siente pesado, estás cansada y quieres conexión de verdad, intimidad real.
Las lunas llenas sacan lo oculto a la luz, revelan, nos ayudan a ver afuera el producto de los procesos internos.
Por eso, lo que hagas consciente en los próximos 15 días es un regalo. “¿Cómo así?”, en kabbalah se dice que EL MEJOR REGALO ES PODER VER. Lo que no vemos, lo que no se hace consciente nos determina sin saberlo, está haciendo lo suyo sin que podamos siquiera tener sensación/ilusión de control. Lo que vemos es lo que podemos aceptar y solo se puede cambiar lo que se reconoce. No hay de otra.
Por eso cada Luna Llena y sus 15 días nos dan la oportunidad, el regalo de hacer ajustes al ver afuera lo que ha estado pasando adentro. Tú eres la creadora de tu vida, manifiestas todo el tiempo, solo que unas veces lo haces de manera dirigida y consciente y otras en piloto automático impulsada por patrones no conscientes, miedos latentes e inseguridades heredadas.
Por eso, hagamos el compromiso de ver, tengamos disposición de querer ver y practiquemos aceptación y gratitud por lo que se muestra, porque de ahí decidiremos qué hacer o de dejar de hacer. Celebremos que hemos visto. Celebremos que estamos despertando y desatando energía que estaba contenida para hacer cambios en nuestras vidas. Que estamos abiertas a sentir mejor en vez de abrumarnos con más, que estamos con ganas de madurar y respetarnos, y sobre todo de honrar nuestros tiempos internos.
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