Cuando no estamos conscientes de nuestro valor, nos damos por menos de lo que merecemos y así usualmente recibimos menos de lo que inicialmente pedimos.
No se trata de creernos la última botella de agua en el desierto, sino de saber quién somos, darnos crédito por todo lo que hemos trabajado (en nosotras), reconocernos y darnos nuestro puesto. Todo empieza tratándonos muy bien, ya que de esa manera no podremos tolerar que alguien nos trate por debajo de eso, y porque si no nos atendemos, si no sabemos lo que es tenernos bien, una mínima atención de otro nos deslumbra.
Aparte de eso, está la otra consecuencia: cuando no sabemos cuánto valemos, no solo nos damos sin medida… no solo nos damos sin tenernos, sino que tampoco sabemos dar a quien lo merece, y cuando damos de esta manera el otro no recibirá con apreciación. ¿Por qué?
Quien sabe cuánto vale, sabe cómo darse. Esto no se trata de dar con agenda (motivos de interés) sino de que:
1.- Si me doy sin tenerme, me pierdo.
2.-Si me doy sin saber cuánto valgo, me doy por menos (punto de arriba).
3.-Si me doy sin evaluar si el otro merece, puedo hacer(nos) daño. ¿No entiendes? ¿Qué pasa si tu hijo de siete años pide el segundo helado? Creo que estamos claros de que le das más NO dando que dando, porque le hace mal, pero para eso tienes que tener consciencia de lo que el azúcar hace en el organismo, es decir, hay un conocimiento previo. Bueno, con tu valor también hace falta conocimiento, o mejor dicho.. REconocimiento.
4.-Cuando no sabes cuánto vales, te das sin hacerte desear. Esto no es feminista, no es una cuestión de juegos de seducción. En serio, quien no se valora a veces (se)da sin que le pidan y después no entiende porqué no le aprecian.
Cuando das a otro algo que no ha tenido chance de desear, tampoco ha creado capacidad para mantenerlo, así que lo desprecia o malgasta.
Abre los ojos. Valórate. Mejora la relación contigo mismo.
