La relación con uno mismo es un constante reconocimiento y una actualización con lo que deseamos. Nunca nos dieron un curso de amor propio y lo que hacemos es tomar de los modelos más cercanos, el ejemplo que sin pensar integramos en nuestro «disco duro» y tomamos con verdad.
Eso no está mal y de hecho es lo natural, pero cada persona es única, el tiempo que vive es diferente al tiempo que vivieron sus padres u otros familiares y procesamos el resultado de lo que se vio y no el proceso de quien lo vivió.
Repetir patrones en base a esos resultados es lo más piloto automático que existe, y eso incluye crear un patrón de extremos opuestos que atraen a alguien que representa el patrón del que quisimos huir. Por ejemplo: no quieres ser como era tu mamá, pero te convertiste en tu papá y atraes personas con patrones parecidos a los de tu madre.
Este juego del inconsciente está on 24/7 y si no paramos a reconocernos y actualizarnos, podemos repetirlo por años. Lo bueno es que si estás aquí, seguro estás buscando alternativas, buscando conocerte, buscando evolucionar y juntas hemos dado con unos cuantos detalles, entendimientos y eureka! moments para motivarte a cambiar.
Si ya lo sabemos, aprovechemos para reconocernos conscientemente, para apreciarnos y mejorar la relación que tenemos con nosotras mismas. Como sé que (como toda mujer) amas más DAR que no dar, balancea con tu energía receptiva porque mujer: también has venido a recibir y ser admirada porque somos luz en la tierra.
Una vez que pasas del estado amateur en este trabajao personal y te tomas en serio ser AMOR para contigo misma, automáticamente eliminarás relaciones y situaciones que no lo hacen. Pero si una no se reconoce y honra sus emociones, nadie más lo hará porque nosotros fijamos el estándar de trato con los demás tratándonos nosotros mismos. Cuando reconozcas la gloria en ti, los demás a tu alrededor no podrán sino notarlo y celebrarlo.
Date el chance, date la luz. Empieza hoy.