Si algún día quieres superar una situación, cambiar, dejar una adicción, lo principal es aceptar que tienes ese “problema”, una dificultad que según tu perspectiva, se escala de tu voluntad.
Y sí, el primer paso es aceptar. Tienes que aceptar completamente dónde estás y cómo están las cosas sin decorarlas. Acepta lo que ES y cómo ESTÁ para poder avanzar y te vas a dar cuenta dando otros pasos que sí tienes el poder para cambiar lo que sucede. Te cuento:
Una vez que lo aceptas, viene otra aceptación: la de que la situación puede ser diferente, de que hay otra manera de vivir, de que al trabajar ESO se crearían nuevas vías, otra realidad. En creer en esto hay poder personal, porque dejas de darle fuerza al “es así”, “así soy yo”, “estoy mal/rota”.
Luego viene el tercer paso que es dejar el orgullo y pedir ayuda. Allí también hay poder personal porque reconocer nuestras debilidades también toma mucho.
Luego viene un paso que quizá sea el más difícil: abrirnos a recibir ayuda. Se leerá raro, pero si lo piensan, no lo es. Nos cuesta aceptar que necesitamos ayuda y abrirnos a que nos ayuden, a tomar consejos que traigan el mensaje de que toca deshacer creencias, identificaciones, poses y que hay que empezar de nuevo, con nuevo orden y desde cero. Pero es un acto de amor propio aceptarla. Es como “ayúdame a ayudarme”. Este paso suele ser muy duro porque nos lleva a escuchar para aprender a hablarnos y tratarnos diferente. Por ratos nos acuna, por otros nos molesta porque es algo de uno pensar que somos los expertos en nosotros mismos.
Pero ahí, en abrirnos a recibir también hay mucho poder personal.
Y podría seguir, pero ya he aclarado el punto. Poder personal no es mandar, hacernos los importantes o acumular dinero. Hay más poder en situaciones que asocias con debilidad, pero son esas las que forjan tu carácter y te llevan al progreso que es lo que te lleva a sentir verdadera satisfacción.
